Felicidad

Es normal que cuando sentimos la llamada, tenemos miedo y hasta nos peleamos con Dios, simplemente porque queremos hacer nuestra voluntad y no la de Él.
Olvidamos que en cada Misa repetimos la oración que Él nos enseñó, en la cual dice: "Hágase tu Voluntad..." pero simplemente somos egoístas y no queremos responder con amor a lo que Él nos propone. Nos está dando el "boleto" para alcanzar la verdadera felicidad, no la que el mundo ofrece, esa es una felicidad pasajera...


Cuando ya lo pensamos con la cabeza fresca, nos damos cuenta que en realidad es algo radical, darle la vida no es algo que se nos apetezca, sin embargo nos preguntamos: ¿Darle mi vida a un Dios que lo tiene todo y podría escoger a otra persona más capacitada que yo? ¡y por qué no! ... ¿Amar a un Dios que se hizo Hombre por mí, para salvarme? ¡y por qué no!
Poco a poco nos damos cuenta de que Él nos necesita, necesita de nuestro amor... sentimos en nuestro corazón el deseo de dar amor a Jesús, a Él que fue golpeado, humillado, maltratado sólo por nosotros, para salvarnos, por nuestros pecados.

Si has sentido la llamada de Dios a hacer algo extraordinario entregándole tu vida, no tengas miedo; responde con amor al que es todo amor! Santa Teresita del Niño Jesús dijo: "La perfección consiste en hacer su voluntad, en ser lo que Él quiere que seamos..."
Ora, ten fe y no te preocupes... Jesús, yo quiero seguirte, dame tu mano y de la mano de Mamá María voy a dejarlo todo porque quiero ser realmente feliz contigo. Tú me llamas y la única forma de ser plenamente feliz es haciendo aquello para lo que me creaste. Estoy seguro, Señor, que yo solo no puedo nada, pero Contigo y con Ella lo puedo todo; soy pequeña y débil, pero Tú me fortaleces ... estoy segura que Tú suplirás todas mis deficiencias.
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